Al diseñar los sistemas de protección contra incendio es importante conocer la eficiencia, esto determina el riesgo que se está́ mitigando. Para protección pasiva y activa, la eficiencia por lo general la determina el fabricante, o se puede obtener de datos históricos. Sin embargo, para sistemas de evacuación determinar si el sistema funcionará o no es más dispendioso debido a su interacción con las personas.
Por esta razón, actualmente existe un método que permite medir el desempeño de un sistema de evacuación al evaluar la capacidad que ofrece en aspectos como el sensorial, cognitivo, físico y funcional. El método se basa en la teoría del ofrecimiento que permite realizar una evaluación sistematizada de los sistemas de evacuación. El objetivo de aplicar este método es identificar de manera temprana fallas en el diseño que impidan la adecuada utilización de estos.
El primer paso es realizar una evaluación del aspecto sensorial del sistema. En otras palabras, la puerta o ruta de evacuación debe poder sentirse, de manera general se espera que esto sea por medio de la vista, pero se debe considerar la reducción del sentido de la vista en medio de un incendio y también tomar en cuenta a las personas con discapacidades sensoriales, por este motivo también se consideran las señales audibles. Al final lo que se pretende es captar la atención de las personas a evacuar. De manera prescriptiva, códigos como NFPA, definen el color, tamaño de letra y localización de la señalización. El objetivo de estos requerimientos es buscar un contraste mediante colores, símbolos, luces intermitentes, alarmas, entre otros, que permitan guiar a las personas en medio de la evacuación teniendo en cuenta el factor de oscurecimiento que se presenta en un incendio.
El segundo paso es evaluar el aspecto cognitivo. Con esto lo que se busca es que las personas que están leyendo las señales o escuchando un mensaje puedan de manera informada actuar. Se debe evitar la confusión del mensaje que se quiere transmitir. Por ejemplo, muchas puertas de evacuación en centros comerciales demarcan una salida de evacuación, pero en la puerta ponen un aviso de solo empleados, lo cual al momento de una emergencia solo genera confusión y puede retardar el proceso de evacuación. Otro ejemplo es el tipo de color que se utiliza. En la mayoría de países se asocia el color verde con un lugar seguro, y el color rojo con peligro, sin embargo, en Estados Unidos el rojo se asocia con los sistemas contra incendio, por lo cual una gran parte de su señalización de evacuación es roja. Lo cual no sería ideal para utilizar en Colombia, donde el verde tiene una connotación de seguridad. En conclusión, el mensaje debe ser claro y debe evitarse a toda costa enviar mensajes contradictorios.
El tercer aspecto es el físico. Esto se relaciona con evaluar la funcionalidad de los sistemas de forma física. Por ejemplo, en el caso de una puerta que la fuerza que se requiere para abrirla no sea mayor a la que pueda ejercer un adulto promedio. En códigos prescriptivos, como NFPA 101, estos requerimientos están claramente establecidos. Sin embargo, es importante incluir a las personas que puedan tener cualquier tipo de discapacidad, por esta razón también se puede optar por instalar puertas con barras antipánico, que permitan la apertura de puertas de manera más sencilla.
Finalmente, se evalúa el aspecto funcional. Es decir que el elemento pueda usarse para lo que fue diseñado. Por ejemplo, que una puerta de evacuación me lleve a un lugar seguro, o que un espacio de refugio este diseñado de tal manera que pueda esperar a los servicios de rescate de manera segura. Si el aspecto sensorial, cognitivo o físico no se está́ cumpliendo, se determina que el aspecto funcional tampoco cumple, pues si no se ve, se entiende o es difícil de usar, entonces el elemento en general no puede usarse para cumplir el objetivo para el que fue diseñado.
En conclusión, la teoría del ofrecimiento ayuda a identificar fallas en el sistema de evacuación que sean inapropiadas o impidan cumplir su verdadera función. Este método permite realizar un estudio sistemático que examina el aspecto sensorial, cognitivo, físico y funcional de los medios de evacuación.